En el esfuerzo global por encontrar soluciones a los problemas ambientales más apremiantes del mundo, la agricultura ha sido reconocida como un sector clave para las prácticas sustentables. Sin embargo, a pesar de sus importantes logros, la agricultura sustentable parece insuficiente para resolver la magnitud de los problemas actuales. En este contexto, la agricultura regenerativa emerge no solo como una alternativa, sino también como una estrategia más ambiciosa y transformadora que puede ir más allá de la agricultura sustentable y contribuir verdaderamente a la restauración de los ecosistemas.
La diferencia entre agricultura regenerativa y agricultura sustentable radica principalmente en su destino. Mientras que la sustentable trabaja para reducir el impacto negativo de las prácticas agrícolas en el medio ambiente, la agricultura regenerativa va un paso más allá: tiene como objetivo restaurar y mejorar la salud de los ecosistemas agrícolas. Esto significa no sólo la protección de los recursos naturales, sino también la restauración y mejora de los procesos ambientales básicos.
Según una entrevista de Sustenomics a Mariale Alvarez, Directora de Asuntos Públicos, Sustentabilidad y Comunicaciones de Syngenta Latinoamérica Sur, la agricultura regenerativa incluye una variedad de técnicas que han demostrado ser efectivas para restaurar el suelo, promover la biodiversidad y aumentar la resiliencia a climas severos. Estas prácticas incluyen la rotación de cultivos, cultivos de cobertura, protección integrada de cultivos y reducción o eliminación del uso de productos químicos agrícolas. Estas técnicas no sólo aumentan la productividad agrícola a largo plazo, sino que también desempeñan un papel importante en la mitigación del cambio climático al mejorar la capacidad del suelo para capturar carbono.
El suelo es la base de toda la producción agrícola y las condiciones del suelo son fundamentales para la seguridad alimentaria mundial. La agricultura regenerativa tiene como objetivo mejorar la calidad del suelo a través de medidas que estimulen la actividad biológica, aumenten la materia orgánica y mejoren la estructura del suelo. Estas mejoras no sólo conservan agua y nutrientes, sino que también ayudan a prevenir la erosión, un problema que está destruyendo grandes extensiones de tierra agrícola en todo el mundo.
La promoción de la biodiversidad es otro aspecto de la agricultura regenerativa. Diversificar las variedades de cultivos y promover la presencia de plantas nativas y beneficiosas creará un entorno más sustentable y más resistente a plagas y enfermedades. Este enfoque contrasta con la agricultura de monocultivo tradicional, que crea una mayor vulnerabilidad a las crisis ambientales y una mayor dependencia de productos químicos tóxicos.
Uno de los aspectos más atractivos de la agricultura regenerativa es su potencial para proporcionar beneficios económicos tangibles a los agricultores. Aunque cambiar a métodos regenerativos puede requerir una inversión inicial, los costos operativos tienden a disminuir con el tiempo debido a la menor dependencia de insumos externos como fertilizantes y pesticidas químicos. Además, los productos reciclados suelen ser de mayor calidad, lo que brinda a los agricultores acceso a mercados de mayor calidad y precios más altos.
En Colombia, un país rico en biodiversidad y con una larga historia agrícola, la adopción de prácticas regenerativas puede ser un catalizador para la sostenibilidad rural. Como se señala en el artículo de Permaculture Economics, cada vez más agricultores en Colombia se están dando cuenta de los beneficios de este enfoque, especialmente aquellos que operan en áreas donde la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad son desafíos cada vez mayores. Estos enfoques no solo brindan soluciones a estos problemas, sino que también aumentan la resiliencia de las comunidades agrícolas ante las fluctuaciones climáticas y económicas.
Podría decirse que el cambio climático es el mayor desafío que enfrenta la humanidad hoy en día, y la agricultura regenerativa puede ser una parte clave de una estrategia global para combatirlo. Una de las características más notables de este método es su capacidad para amortiguar el carbono en el suelo, un proceso que no sólo reduce la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera, sino que también mejora la fertilidad del suelo.
Un artículo de economía sustentable sobre agricultura regenerativa destaca la importancia de este cambio y proporciona ejemplos concretos de implementación exitosa de estas técnicas en muchas partes del mundo, incluida Colombia.
Al hacer visibles estos esfuerzos, podemos facilitar una transición más amplia y significativa hacia un futuro donde la agricultura no sólo sea sustentable, sino verdaderamente regenerativa. Además, la agricultura regenerativa ayuda a crear sistemas agrícolas más resilientes y más capaces de resistir fenómenos climáticos extremos como sequías e inundaciones.
En países como Colombia, donde el cambio climático ya está afectando la producción agrícola, la adopción de prácticas regenerativas es fundamental para garantizar la viabilidad futura de la agricultura. La transición a la agricultura regenerativa no se trata solo de introducir nuevos métodos agrícolas, sino también de cambiar la forma en que entendemos y gestionamos los recursos naturales. Como periodistas de sostenibilidad, es importante que promovamos y destaquemos actividades que tienen el potencial de transformar no sólo la agricultura, sino también las comunidades y los entornos en los que vivimos. Para profundizar en estos conceptos y continuar explorando las innovaciones que están transformando la agricultura a nivel global y local, te invitamos a leer el texto completo de Sustenomics: “La agricultura regenerativa es más ambiciosa que la agricultura sustentable”.
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